CHUPITOS DE VITRIOLO

28 de Mayo 2005

PIANO-MAN

8 de abril. Isla de Sheppey. Inglaterra. Aparece un extraño joven completamente mojado vagando por una carretera cercana a la costa. Vestía traje oscuro y corbata blanca. Todas las etiquetas de sus ropas habían sido arrancadas, no portaba documentación y era incapaz de articular palabra.
La imposibilidad del chico para responder a la policía sobre su identidad le condujo a un hospital donde fue ingresado. Ante su silencio, las enfermeras le entregaron papel y lápices con los que el joven dibujó un detalladísimo piano de cola.
Al día siguiente, al asistente social se le ocurrió acompañar al joven a la capilla del psiquiátrico que contaba con un piano como el del dibujo. Se sentó delante de él y empezó a tocar. Estuvo tocando durante horas. Sonó “El lago de los Cisnes” de Tchaikovsky. Sonaron, también, otras melodías que podrían estar compuestas por el chico y que parecían relajarle.
La historia del hombre del piano parece sacada de una novela romántica y ha conmocionado a la opinión pública que ya ha bautizado al chico como “piano-man”. Pero este caso recuerda a la historia de otro joven que apareció en Nuremberg, Alemania, en el año 1828.
La tarde del 26 de mayo de 1828, un zapatero vió a un joven andando de forma extraña por las calles de Nuremberg. El chico debía tener una edad comprendida entre los 15 y los 18 años. Llevaba ropas raídas que en su tiempo debieron ser buenas. Llevaba, también, un mensaje escrito en la mano: “Cuidad de mi hijo”.
El joven era incapaz de hablar. Como en la época no había hospitales psiquiátricos, fue ingresado en prisión donde pronto se convirtió en leyenda.
Decían que poseía poderes telequinésicos y hacía que los objetos de su celda se movieran. Este fenómeno extraño se convirtió en atracción para cortesanos y reyes de la antigua Europa que se acercaban a la prisión a visitarle.
Al cabo del tiempo, un médico logró enseñarle algunas palabras y el chico aprendió a leer y a escribir su nombre: Kaspar Hauser.
Hablaba con dificultad y no sabía nada de su vida anterior. Tan solo el recuerdo de algo oscuro, húmedo y estrecho donde no veía nada más que un pequeñísimo punto de luz, por el que entraba, de vez en cuando, un trozo de pan negro y un cuenco con agua.
Lo último que se supo es que fue asesinado en el mismo lugar donde apareció. “Aquí yace un enigma” es la frase que reza su epitafio.
Para concluir solo decir que estos casos han tenido un gran impacto en la imaginación popular que se pregunta:
-¿Quién es realmente piano-man?¿Quién arrancó las etiquetas de sus ropas?¿Podremos, algún día, conocer los secretos de este misterio, aún por resolver?

Piculera 28 de Mayo 2005 a las 11:58 AM



Comentarios

quisiera savern detalladamenmte si no tienen absolutamente ningun rastro de el por que yo recuerdo avervisto a alguien poarecido pero no se como ni cuandop

jessica guzman hernandez 29 de Julio 2005 a las 04:14 AM

¿Y por qué no?










¿Quieres que te recuerde?